Thursday, March 26, 2009

Un linda historia


Hace aproximadamente un año, dejábamos nuestros trabajos en Buenos Aires y nos largábamos a la aventura con mi compañero de ruta… decidimos recorrer la Patagonia Argentina y Chilena antes de emigrar para Europa. El llevaba su guitarra y yo, mi telar. Mi idea era especializarme

 y aprender todos los secretos del telar aborigen.

Mientras viajábamos por la costa el telar se negaba, me lo ponía difícil… Llegamos al Parque Nacional los Alerces, donde acampamos un par de días y lo rearme con colores tradicionales: negro, blanco y rojo. Viajamos a dedo hasta “El Bolsón” para mí el lugar más lindo y mágico de la

 Patagonia, y nos instalamos por primera vez en todo el viaje, en una c

abañita cerca de la montaña…

No sé por qué? Pero esta vez comencé a tejer y mis manos tejían casi solas… termine la faja en tres días de constante trabajo y nunca más pude repetirlo…

En este lugar además de haber miles de artistas y artesanos bohemios, había una cooperativa de tejedoras mapuches… que son los indígenas que habitan la región y que es la técnica que yo estaba mejorando. Por supuesto esa semana fue una constante ir a tejer con estas mujeres...

… ellas hilaban sus madejas, tejían en telares enormes y mientras tomábamos mates y conversábamos.

Esta fajita viajo por todo el resto de nuestro viaje, por Cuyo, Chile, Londres, Córcega, Barcelona, Granada, Paris…y ahora finalmente se fue a vivir a Estocolmo, Suecia. Un hombre que tiene orígenes indígenas la ha comprado y en el momento en que me enteré, no pude evitar que se me cayeran las lágrimas… ahora ya tiene un nuevo dueño y mi lección ha sido saber que nunca debo abandonar esa técnica que tanta satisfacción me da.

        

4 comments:

Silvana Barbá said...

Ayy Anabel, que historia más hermosa y que pena por otro lado, me ha dado saber que te vas a desprender de ella, aunque como decis no vas a abandonar esta tecnica y seguramente naceran nuevas obras preciosas :D

Vero Palma said...

Souuuuuu!! Ahora si leí la historia completa!!! no te vas vos a vivir a Suecia!! ajjaja me encanto la historia y casi haces que se me piante un lagrimón!! Segui creando amiga que lo haces muy bien!! besooooo

florcita said...

que linda historia...
En el Bolson uno se siente como en casa... sobretodo si te quedas un rato y no vas solo en plan turista a pasar la tarde. Se respira distinto por ahi.
Las tejedoras mapuches son fantasticas. Lo intricado de los disenios es increible.

maria eugenia said...

yo tambien soy una enamorada del bolson...y tambien fui a ver las mapuches tejer...son admirables...